Lo normal en materia de rampas es hacerlas con la inclinación más suave posible, lo cual a veces se traduce en una rampa muy larga, pero muy accesible.
El arquitecto en este caso (no sabemos si por razones presupuestarias o por un ataque de lucidez mental), se decantó por la famosa "rampa en cascada", que se caracteriza por tramos cortos (imposibles de subir por una silla de ruedas, por supuesto) y repetidos a lo largo de todo el recorrido, con un efecto visual muy peculiar a la par que absolutamente inútil.
El arquitecto en este caso (no sabemos si por razones presupuestarias o por un ataque de lucidez mental), se decantó por la famosa "rampa en cascada", que se caracteriza por tramos cortos (imposibles de subir por una silla de ruedas, por supuesto) y repetidos a lo largo de todo el recorrido, con un efecto visual muy peculiar a la par que absolutamente inútil.
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